Estimado Gustavo Petro
Usted advirtió que “el debate sobre Odebrecht me costará más que mis debates sobre la parapolitica, las chuzadas del DAS, los falsos positivos y el cartel de la contratación".
Fue cierto. No esperaron que terminara el debate en el Senado para iniciar la guerra sucia. Es evidente que la estrategia, articulada en los más altos niveles del poder político y económico del país, es destruir su imagen, enlodar su carrera política e insistir en el intento de encausarlo penalmente.
Pareciera que hemos llegado al punto máximo de tensión entre un régimen político y económico corrupto que se resiste a desaparecer y se aferra por todos los medios a su decadente poder y la nueva opción de una Colombia Humana que usted representa y cuya fuerza ascendente los tiene nerviosos.
Usted pone el dedo en la llaga, devela toda la trama de la corrupción con nombres propios y pone en evidencia los intereses nacionales e internacionales que mueven esas relaciones de poder propias de un capitalismo salvaje y sin escrúpulos. Por eso sus denuncias hacen temblar el establecimiento.
Esta vieja clase política ha saqueado las finanzas del país, ha llevado la institucionalidad y la democracia colombiana a una fractura irreversible, ha quebrantado la confianza institucional en la justicia, ha propuesto una ley de financiación indigna en un país con preocupantes índices de desempleo y pobreza. Ahora, ponen en riesgo la democracia en un escenario donde toda propuesta política alternativa es susceptible de ser amenazada a través de una institucionalidad fallida o del exterminio físico del liderazgo social en los territorios. Esa vieja forma de hacer política no reconoce al pueblo y se restringe vergonzosamente al beneficio de sus intereses particulares con un uso indebido de lo público. En este intento por debilitar la Colombia Humana, fragilizan la democracia colombiana.
La movilización social va a determinar el rumbo del país. Ellos van a cerrar filas en torno a su decadencia y nosotros lo haremos desde la resistencia. convocando un país indignado que ya no quiere más de lo mismo.
Usted lidera ese cambio democrático y pacifico y lo hace asumiendo todos los riesgos, con valentía, capacidad e inteligencia. Una gran fuerza política y social lo acompaña en esta construcción colectiva de nación.
Yo estuve a su lado en los tiempos difíciles de la alcaldía de Bogotá, cuando sabotearon el gobierno y trataron por todos los medios de sacarlo de la administración y créame que admiro su tenacidad y capacidad de resistir en medio de tanto odio, calumnias y ataques políticos y personales.
Le expreso toda mi solidaridad y afecto estimado Gustavo. Aquí estamos con la moral en alto y la decisión cierta de hacer parte de esta transformación.
Un gran abrazo
*Jorge Rojas*
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